Ay, amor mío, llegaste a mi vida así, sin hacer grandes esfuerzos, sin grandes pretensiones, como por molestar
Dos almas heridas que coincidieron en el momento justo para, lejos de las miradas indiscretas, hacer de sus cuerpos un solo templo donde reina el placer y en el cual, entre jadeo y jadeo, se vislumbra algo de cariño, de ese que sienten en sus corazones los amantes, aunque sus bocas jamás lo admitan
Lo sabemos, estamos claros, aunque no sepamos en que...
Por mi cuenta, seguiré sintiéndote en cada célula de mi cuerpo, especialmente en ese lugar cuasi sagrado en el que solo con escuchar tu voz al otro lado del teléfono, mana el más dulce elíxir que tus labios probarán
Amor mío, cuando llegue el día de la despedida, ese que inexorablemente ocurrirá cuando el Creador lo decida, mis dedos mantendrán vivo tu recuerdo en mi piel
Te lo prometo ...
Alma Rebelde
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