Sí, tengo la piel fina,
permeable a las malas emociones
a los malos deseos.
Mis huesos se quiebran
con los golpes que tú recibes
lloro con tus lágrimas,
tiemblo con tu frío.
Es agotador vivir
con tanto estímulo
aprender a flotar en mares
que en otros cuerpos son charcos;
aprender a existir así
requiere de un talento extra
para levantarse y estar en el mundo
para domesticarse y navegarse
para alzar el corazón a pesar de todo
y derribar muros.
Cuesta no derramarse
lidiar con la lágrima
que quema y destruye
sin repudiarla y sin dejarse vencer.
Cuesta manejar los incendios,
pero mira cómo bailo sobre las brasas
Cuesta adiestrar el tacto demandante,
pero mira cómo beso mis espinas
Desde que sé quien soy
soy más dueña que nunca
de mis tiempos
yo decido cuándo dejarme ver
completa, compleja y salvaje.
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