Ya no quiero subir a más trenes. Me da igual si los pierdo. He llegado a mi estación.
Mi estación es una casa en un lugar tranquilo con gente que me espera, se acabaron los andenes en ciudades diferentes, siempre dudando si coger o no coger ese maldito tren.
Quiero vivir sin prisas, queriendo y que me quieran. Con lo que he construido: mi familia. Lo mejor de mi vida y no la voy a perder por ir buscando trenes que no llevan a ninguna parte. Trenes fantasmas que prometen estaciones felices y mienten.
Me quedo aquí. Para siempre, con ellos.
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