Recuerdo aquel día, venía cansada del trabajo y necesitaba relajarme y no esa relajación de quitarme los tacones y tirarme al sofá, necesitaba tirarme a otra cosa y urgentemente. Fui al cajón de los suspiros, vaya, mi mesilla de noche dónde guardo algunos juguetitos íntimos, vamos a ver…. Rocko… no a ti te use ayer y hoy no estoy para tanta carne… Ahhh si tuuuuu, ven que escondidita estabas, esa pequeña concha tan grande de funciones, modos y vibraciones… Lo preparé todo para la ocasión, hasta una copa de vino que me iba tomando a sorbitos camino del cuarto de baño. Antes de nada me voy a quitar la suciedad del día y luego esa conchita será toda para mi. Me desnudé despacio, quedando enfrente del espejo, no pude más que pesar al verme, que cuerpazo tienes… Me metí en la ducha y esa agua cálida empezó a relajarme cada vez mas, subí la intensidad del chorro de la alcachofa de la ducha, bendito hidromasaje, a toda potencia, me estaba empezando a relajar hasta que ese chorro impactó contra mis pezones, “hay dios, esto de relajante no tiene nada”… Cierro los ojos y me dejo llevar… y en mi mente aparece el guardia de seguridad de la empresa, esos brazos, esas espaldas y ese tattoo… uffff. Comienzo a acariciarme los pechos y el chorro hace que mi mente vuele aún más, toda ese agua a presión…. son cómo mil lenguas sobre mis pezones… Sigo bajando la ducha, recorriendo mi vientre y el vigilante sacando su porra… esta combinación mente-agua es terrible. Me pellizco el pezón y un gemido se escapa de la boca haciéndome arquear la espalda cuando el chorro roza mi entrepierna. Subo una de ellas para dejar que el chorro me haga suya y la porra del guardia jurado…. Me alcanza de lleno , mis piernas tiemblan en ese primer ataque directo, un poco más y me corro con ese primer chorro. Bajo un poco la intensidad enfocándome en la cara interna de mis muslos, subiendo despacio a la vez que voy aumentando gradualmente la intensidad, noto el agua en mi sexo, abriendo los labios con la presión a medida que acerco aún más la ducha a mi vagina, subiendo a mi clítoris, aumentando la presión a tope. Creo que se me ha escapado hasta un aullido.
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