que hubo noches que no dormía
para que el miedo no la pillara desprevenida.
Quién diría
que nunca rompió un sólo plato
cuando vio tantas vajillas caer.
Quién diría
que pudiera sentirse alguna vez sola
con lo que siempre disfrutó de su compañía.
Quien diría
que en ese brillo de sus ojos
hay escondidas tantas cicatrices.
Quién diría
que le cortaron las alas y las ganas
cuando verla empeñada en volar es puro espectáculo.
Quien diría
que tendría un corazón tan grande
cuando tantos se esforzaron en hacerlo pedazos.
Quién diría
que se enamoraría de la calma
cuando toda su vida fue revolución.
Qué dirán
los que la escucharon gritar de rabia
si ahora vieran su silencio hecho canción.
LA
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