Muchas veces me senté a esperar que la solución llegara, pero he aprendido que la vida no es un cuento de hadas, aquí tienes dos opciones:
Luchar o perder la batalla.
Aquí no hay medicina para calmar el dolor en el alma, aquí no hay anestesia para esos amores que nos fallan, aquí aprendes de las circunstancias, o te quedas sin esperanza.
Así es la vida, así que ahora tengo por rutina amarme sin medida, ser valiente y no víctima, y sonreír a pesar de todo.
Si tengo un mar frente a mí, ¿por qué vivir en el barro?
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