Me llevó a conocer un mundo al que yo no pertenecía, un mundo lleno de misterios y de fantasías. Lo seguí con miedo, pero con tantas ganas de explotar y disfrutar. Me enseñó tantas cosas y una de ella fue a no dudar de mi, a no sentir vergüenza de mi cuerpo y mis deseos, sin tapujos aprendí a disfrutar(me) con él , a gozar del dolor que se va convirtiendo en placer, fui una simple aprendiz en un mundo donde él fue mi guía, mi gran maestro, mi señor.
El amor y el sexo sin ningún tabú son exquisitos. Me vi desnuda, temerosa, vulnerable, segura y fuerte, me vi sometida a su antojo y siendo instrumento para su placer, fui obediente y sumisa, pero también invertí los papeles y lo hice mío a mi antojo, sucumbí a su placer más intenso entre juegos y látigos; el cuerpo humano es maravilloso, es perfecto así como es, sin filtros, sin perfección alguna y satisfacer los deseos y caprichos carnales nos va convirtiendo en maestros en el arte del deseo, el sexo y la seducción.
SD
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