[...] el otro debe irse también, porque el que fue cobarde, se fue primero y uno sólo debe seguir su camino.
Sonriente río y con un tono irónico le dijo —Pero Daniel, eso sólo les sucede a las personas que tienen corazón, y sabemos que los Gatos tenemos más vidas y por ende más de un corazón. — El Sombrerero se quedó pensando y entendió todo — Entonces no eres un Gato, eres un Monstruo. Sonriente, con una voz suave casi susurrando replicó —Sí, los monstruos podemos querer a más de una, incluso al mismo tiempo sin temor a morir, porque tenemos más de una vida. Y lo mejor es que de niñas huyen de ellos, pero cuando saben del mito del amor, buscan un monstruo, que en vez de asustarlas las enamore. Y pese a que saben que el corazón se les partirá en mil pedazos, se enamoran. Con el pretexto de decir: "Me partieron el corazón y ahora puedo amar a más de uno como él. Yo soy un monstruo que sabe querer, pero no sabe amar..."
«Los Monstruos no viven bajo la cama, están sobre las sabanas, y no asustan, enamoran».
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