Mi ternura y su lujuria se mezclaron...sus labios
y los míos se entrelazaron...su piel y la mía se reconocieron...en un mágico abrazo, ambos nos
sumergimos en el ardiente infierno.
El cielo, de rojo se pintó cuando el fuego de sus manos ardió en mi interior...gotas de felicidad
escurrieron al mismo tiempo que para mí...
las estrellas brillaban más.
El encuentro de inocencia y perversión continuo
en un ir y venir de apasionados movimientos,
en una desesperada búsqueda de exquisitas sensaciones y placer sin igual.
Aferrada a la cama recibí la estocada final, todo
giraba...él con fuerza me embestía y yo gemía sin parar mientras en mi oído susurraba...Mía eres y mia serás.
Las estrellas no importaron más, la luna en lo
más alto brilló cuando un aullido de éxtasis de
mis labios escapó junto una cascada que completita él bebió.
Jamás al cielo volví a mirar...el infierno que en
su cuerpo disfruté...en mi mundo lo convertí
sin importar que desde entonces, en un Ángel
de alas negras me convertí.
JL
Comentários