Amor a tres bandas

“Entre miedo, expectación pero con el corazón a mil (pensé que se me iba a salir por la boca y entrar antes que yo) nos encontramos en la puerta del garito, después de mucho insistir mi pareja en probar cosas nuevas, me propuso el ir a un club un poco más personal y diferente y fuera de lo común un club Swinger… Ya me había informado antes en “san google maravilloso” pero aún así ya en la puerta no me podía hacer una idea real. Tras un momento que se hizo eterno entramos en el local, todo parecía normal, una barra, mesas, buen ambiente y buena música, parejas charlando animadamente y mucha luz. “Vaya, este no es el garito que me esperaba”. Después de unas copas y de una charla distendida con algunas parejas que estaban ahí, nos invitaron a un sitio más intimo dentro del local, mi corazón empezó a desbocarse al oír esa sugerencia o tal vez fue por la mano que se posaba en mi trasero acariciándolo, y mi pareja por la distancia, no tiene los brazos tan largos. Fuimos directos hacia unas cortinas de terciopelo burdeos o era negra, entramos mientras notaba esa mano cada vez más firme en mi culo, era una sensación rara. Miré a mi pareja, como me miraba mientras entrábamos y me sonreía… La música había cambiado, la luz más ténue, el ambiente y el olor, ese olor a lujuria, olor a sexo, ¡JODER!, me estaba excitando cómo nunca y eso que a mi eso de compartir … vaya que ni el postre. Nada más entrar como bienvenida, noté unas manos que me acariciaban, primero mi espalda, luego bajaron despacio a mi trasero mientras miraba a mi chico cómo comenzaba a besarse con otras parejas, sin dejar de mirarnos, una mezcla de sorpresa, celos y excitación empezaron a humedecer mi entrepierna, vaya, una mezcla entre la niña del exorcista y Sunny Leone. Noté mis pezones crecer debajo de mi vestido mientras esas manos buscaban traviesas por mi cuerpo posándose en mi húmedo sexo, unos labios se acercaron a los míos y sin dejar de mirar a mi chico empecé a comerlos, no se cuantas manos estaban recorriendo mi cuerpo a la vez, unas estaban por debajo de mi vestido jugando con mis pezones duros (¡DIOS!, me han puesto cachondísima y el ver a mi pareja cómo le estaban comiendo entero más) Se que él estaba igual o creo pensar que lo estaba, viéndome como otros hombres disfrutaban de mi….”

SrD