Y qué si soy demasiado agresiva para algunos, si nunca me callo para otros, o si meto la pata hasta el fondo.
Sí, si soy arriesgada y también salvaje, sobre todo para los desleales, los mentirosos y los prejuiciosos.
Es verdad, soy impaciente, no me gusta esperar por nadie, sin embargo con frecuencia lo hago, en ocasiones soy muy amargada y pesar de ser muy seca tengo gestos de cariño dignos de valorar.
Soy muy desconfiada o muy entregada. No término medio. Y cuando me siento vulnerable con alguien, mis alarmas mentales suenan y me hacen cerrar las puertas y huir.
Soy un poco sarcástica e irónica como para aparentar ser una mujer delicada, insípida o boba, de esas que tanto gustan.
Soy demasiado impulsiva, también puedo entender que soy mucho de muchas cosas, y es tan necesario que me entiendan como que me quieran. Así como también sé que soy una persona difícil de entender y de llevar, para hacerlo tienen que tener mano dura y suave al mismo tiempo.
Conmigo no todo es ternura, no todo es poesía o erotismo, la filosofía está en saber conjugarlo todo.
Sé que no soy la ideal para cualquier hombre y es allí donde radica todo; yo tampoco quiero a cualquier hombre.
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