Y no es cierto que ciertas experiencias sucedan para demostrarnos lo fuertes que somos. Pasan para revelarnos nuestra fragilidad, para tocar y ver nuestras emociones desde otras perspectivas, para resaltar lo que mantenemos en la sombra y que nos hace parecer invencibles.
Y somos frágiles, inseguros, temerosos de no ser suficiente. Pero estos son los mismos momentos en los que logramos sentirnos vivos y profundamente humanos, porque reconocer los propios miedos es nuestro gesto más valiente.
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